Tres años menos cuatro días después del último Domingo de Ramos con pasos en la calle, Marchena se vistió de gala para recibir a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Paz en su Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Palma. El tiempo de espera a causa de la pandemia y la novedad del recorrido, unido a una climatología que rebosó primavera, favorecieron la congregación de una enorme cantidad de público al paso de La Borriquita.
Ni rastro de nubes en el soledado cielo marchenero de este cálido 10 de abril (unos 28 grados centígrados a la hora de salida), que quedará para el recuerdo como uno de los días más concurridos que jamás se hayan visto en una Semana Santa marchenera.
El cuerpo de nazarenos se ha visto en esta Semana Santa más amplio que en otras ocasiones, siendo las primeras en salir, con marcha rápida y entusiasmada a las calles las hebreas, acompañadas por sus madres.
Continuó su avance La Borriquita entre palmas que en el horizonte formaban uves de Victoria en medio de un pueblo que, vestido de estreno, festejaba con ilusión y alegría una nueva salida procesional.
El paso del Señor ha presentado en esta edición de la Semana Santa, la modificación de la parihuela para hacerla más cómoda a los costaleros a la entrada y salida del paso y sobre todo a los zancos y el llamador restaurado.
Las hermanas mercedarias y los representantes de las Hermandades y asociaciones de la parroquia de San Miguel (Nuestro Padre Jesús Nazareno, San Isidro Labrador y Nuestra Señora de la Merced) mostraron su cortesía al paso de la procesión, radiante a la altura de la coqueta torre de la cercana iglesia y que, metros más adelante, entraba de lleno en el nuevo tramo de recorrido que se ha dispuesto, debido a las obras que se ejecutan en Plaza Alvarado, escenario emblemático de esta cofradía.
La calle Cruz, después de que los costaleros mostraran su maña para evitar que la palmera se enredara con el cableado de la primera revirá, acogió a La Borriquita con el cariño propio de los parroquianos y balcones engalanados, principalmente en su parte central.
El Cantillo del Barrio Madre de Dios vio llegar a regueros de marcheneros desde la calle que lleva su nombre y también por Senda Ancha y la siguiente calle por donde pasaría la procesión, Méndez Núñez, también fervorosa en sus balcones. A pesar de ello, el cortejo marchó muy ordenado.
La afluencia de público superó todas las expectativas y la nueva estampa de La Borriquita girando a la calle Méndez, entre multitud de miradas y emocionante aclamación popular a golpe de paso largo sobre als trabajaderas tras anterior mecida de paso, puso el pellizo de la tarde, casi a las siete en el reloj.
La Virgen de La Palma llegaría al lugar con su saya celeste y dorada y varales restaurados por orfebrería San Juan, acompasada por los sones de la Banda de Música Villa de Marchena y por los versos de Manuel Herrera: "...ella sabe que solo la llevaste en promesa y sin dinero/ que solo la llevaste en tus hombros porque la sentías en el pecho..."
Las saetas, que no faltaron en todo el recorrido, se sucedieron en la sinuosa y coqueta calle Méndez entre rayos del atardecer que acompañaron a María Santísima de La Palma, la "gitana pura, la del color bronceado" como cantaba José Manuel Díaz metros más abajo de la añeja calle Luis del Motor (Purgatorio), después de que el joven Juan Carlos, muy activo en el cante, expresara sus sentimientos a la Virgen con anterioridad.
Transitó la Virgen (a los mandos de Manuel Benítez), por esta Marchena rebosante, tras los pasos del Señor de la Paz, hasta llegar al Pasaje en dirección opuesta a la tradicional, vislumbrándose a lo lejos San Agustín.
La céntrica Calle San Pedro con sus alargados postes y floridos canastos, todo gentío nuevamente, puso el colofón de recorrido novedoso al Domingo de Ramos, que ya siguió su curso de siempre cercana las ocho y media de la tarde, girando en Los Cantillos hacia arriba para regresar triunfante, más que nunca, a su templo.
Articulo de La Voz de Marchena