viernes, 8 de abril de 2022

EL FINAL DE UN CICLO

 

“Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar” (Tradición oral ibérica)
    El fenómeno del hermano costalero en el contexto que significa la mundialmente conocida Semana Santa de Sevilla, es una de las grandes mentiras de esta singular celebración primaveral hispalense. Nunca existieron en la ciudad las cuadrillas de hermanos costaleros, otra cosa diferente son las cuadrillas formadas por costaleros hermanos. Nos encontramos evidentemente ante otro de esos relatos de carácter mítico, que la controvertida tradición oral ha ido modelando a lo largo del tiempo. Simplemente mirando la procedencia de los integrantes de las cuadrillas en la actualidad, podemos hacernos una idea bastante aproximada de la realidad que se vive debajo de las parihuelas de los pasos.
  
 Cuando durante la década de los años ochenta del pasado siglo XX el nuevo modelo de cuadrilla ganó definitivamente la partida al antiguo formato remunerado, las mayordomías de las hermandades creyeron respiran tranquilas para siempre.

    Pero nada más lejos de la realidad. La vida es un sugerente carrusel de sensaciones y situaciones, que cada cierto tiempo se detiene para retomar nuevamente la marcha. Por eso el pueblo que no conoce su historia suele estar condenado a repetirla.


   El costalero vive en la actualidad una estigmatización propia de otros tiempos, justo en un momento en el que el futuro del oficio, sobre todo en las zonas rurales, no está nada claro. La realidad es que no hace tanto tiempo nuestras queridas hermandades y cofradías tenían que pagar poder sacar los pasos a la calle.
    La carga asalariada fue el motor de la religiosidad popular de nuestra querida tierra durante mucho tiempo. Lo que vivimos en la actualidad debajo de los pasos es algo relativamente moderno, el sistema actual solamente tiene medio siglo de existencia.
    Probablemente lo que finalmente estaba destinado a ser un proceso natural sostenido en el tiempo, como consecuencia de la presencia del COVID-19, se ha acelerado exponencialmente, con todo lo que ello conlleva.
    
    Lamentablemente este año faltan costaleros en muchos pueblos de la provincia de Sevilla. Y lo que es peor, esto es solamente la punta del iceberg.
GONZALO LOZANO ROSADO