¡Gracias!
Esta es la
palabra que me sale del alma para describir todo lo vivido el pasado Domingo de
Ramos bajo las trabajaderas de María Santísima de la Palma.
Realmente no sé
cómo explicar con simples palabras el cúmulo de vivencias y sentimientos que
durante la última estación de penitencia de nuestra Hermandad de la Borriquita
tuve el enorme privilegio de experimentar junto a todos vosotros portando el
paso de nuestra Virgen.
La verdad que después de tantos años sacando el paso del Señor de la Paz
la decisión de sacar este año la Virgen no fue nada fácil, pero me imagino que
alguna ayudita divina tuve, porque evidentemente mejor no ha podido salir.
Independientemente
de haber podido cumplir una promesa con la Virgen, por lo que siempre os estaré
eternamente agradecido, nuevamente me gustaría daros las gracias a todos por
haberme hecho sentir como si llevara toda mi vida en la cuadrilla. Durante los
ensayos preparatorios y durante toda la estación de penitencia todo han sido
desvelos por vuestra parte para que viviera el mejor Domingo de Ramos dentro de
las circunstancias emocionales que me abordaban, 21 años debajo del Señor son
mucha tela, y más como sabéis que yo me tomo las cosas en este mundo de la
gente de abajo.
El que se
presentaba como el Domingo de Ramos más especial de mi vida terminó
convirtiéndose en el mejor Domingo de Ramos de la misma. La salida, la entrada,
esa calle Obispo Salvador Barrera…. Lo vivido junto a vosotros ya lo sabéis,
así que eso lo dejo para el baúl de mi memoria personal, pero lo que sí me
gustaría es agradecer el trato dispensado hacia mi persona. Empezando por
Manolo, el capataz, y todo su equipo de auxiliares (Cone, Manolete y Peña), a
toda la cuadrilla en general pero obligatoriamente tengo que acordarme de los
hermanos Pérez Becerra, de Chapi, Toni, Rafa Díaz y por supuesto de mi amigo
Lili.
Perdonar que no
os nombre a todos pero sería como poner el cuadrante de la cuadrilla al
completo. Pero hay una persona que sé a ciencia cierta que ha disfrutado este
año como un “niño”, me refiero a Javi Castillo.
El me abrió las puertas del San
Agustín costalero cuando era capataz del paso del Señor, y otros el año
anterior me las habían cerrado, 22 años después ahí estaba yo haciendo la
entrada de su Virgen un Domingo de Ramos. Lo que escuché de su boca en mi
costero una vez realizada la entrada me lo guardo, pero sí Javi, te lo digo con
rotundidad:
¡Ha sido el
mejor Domingo de Ramos de mi vida!
Bueno, muchas
gracias nuevamente a todos. Ya queda menos para un nuevo Domingo de Ramos. Que
María Santísima de la Palma os guarde a todos por buenos hermanos, buenos
costaleros, buenos amigos, y por buena gente.
¡Viva la Virgen
de la Palma y el Señor de la Paz!
Vuestro Hermano Gonzalo Lozano Rosado.