viernes, 28 de octubre de 2022

LLEGÓ LA HORA DE DAR CALABAZAS A HALLOWEEN


“El pueblo que olvida sus raices, que olvida su origen y que borra su paso del particular imaginario colectivo que es la tradición comunal, está condenado a la desaparición y al olvido de las gentes”



    Desde la noche de los tiempos pretéritos el culto a los muertos ha estado muy presente en las diferentes civilizaciones que han venido poblando el planeta hasta nuestros días. Prueba de ello es la gran cantidad de vestigios que se han encontrado relacionados con la creencia en el más allá y el eterno recuerdo a nuestros ancestros. Claros ejemplos de ello son: las pinturas rupestres del Magdaleniense, el proceso de momificación durante el Antiguo Egipto, los altares votivos de origen fenicio, la normalización de la arquitectura funeraria en Roma o los rituales de las culturas mesoamericanas anteriores a la llegada del hombre europeo. El puente que une en el calendario anual los meses de octubre y noviembre, ofrece una realidad festiva que se desarrolla durante tres fechas consecutivas diferentes, con un mismo tema común como es la muerte: De esta forma nos encontramos con el 31 de octubre (Halloween), el 1 de noviembre (Día de Todos los Santos) y finalmente el 2 de noviembre (Día de los Fieles Difuntos).


    Etimológicamente el término Halloween procede de la contracción “All Hallow´s Eve”, que en inglés significa víspera o vigila de Todos los Santos.
Los orígenes históricos de Halloween hunden sus raíces en una celebración pagana celta denominada Samhain (Final del verano) relacionada con el ciclo de cosechas. El Samhain era el Año Nuevo de los celtas (31 octubre). Con la aparición del cristianismo en el seno del Imperio Romano se asimilaron ritos y celebraciones paganas, entre las que se encontraba el Samhain, que tras su cristianización en el siglo XVI en el contexto de los postulados de Trento, pasó a denominarse Halloween. Roma primero y la Iglesia cristiana después, adaptaron el calendario de las fiestas paganas inteligentemente, como sutil herramienta de control y dominación de los pueblos conquistados. Básicamente lo que hicieron los romanos fue aplicar el eficaz modelo creado anteriormente por Alejandro Magno durante su legendaria conquista asiática del siglo IV a.C.
A mediados del siglo XIX colonos irlandeses llegan a Estados Unidos huyendo de la hambruna que azotaba las Islas Británica y Europa, estableciéndose con sus tradiciones y costumbres entre las que se encontraba el Samhain, en la zona de Nueva Inglaterra. Con el paso de las décadas comenzó el natural mestizaje con los nativos americanos. En el año 1921 se celebra por primera vez multitudinariamente Halloween fuera de la comunidad irlandesa, en tierras norteamericanas. Concretamente en Minnesota. Desde este momento la celebración comenzó a calar en la joven y virgen sociedad norteamericana, carente de cualquier tipo de bagaje cultural e histórico. El Halloween 2.0 que padecemos en nuestra tierra en la actualidad, es un producto de consumo adecuado a las necesidades que genera la sociedad de masas en la que vivimos. Esta es la realidad del asunto que nos ocupa.
De la mano de la populista industria del cine y de la adictiva televisión, durante la décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo XX, los norteamericanos crearon un producto comercial que exportaron a todo el mundo, incluida Europa cuna del auténtico y verdadero Halloween muchos siglos antes.
    
    La celebración se ha convertido en la gallina de los huevos de oro, amparada en una estética muy reconocible tomada de la leyenda gaélica de Jack - o´ - lantern “Jack el del farol”, sostenida por el icono que significa la calabaza y el recurrente color naranja. El remake yankee atenta gravemente contra la identidad cultural de nuestro pueblo. Existen tradiciones españolas y andaluzas vinculadas a las fechas que nos ocupan, con mayor riqueza y antigüedad que el producto elaborado en Norteamérica hace un cuarto de hora. Dos ejemplos significativos son Don Juan Tenorio (Zorrilla) y la Leyenda soriana del Monte de las Animas (Bécquer). No podemos perder de vista que el ritual festivo con todos sus elementos identifica y une a los pueblos, mientras que la presencia de elementos exógenos lo único que procura es la pérdida de identidad de los mismos.
    Así que visto lo visto, y tirando del rico y sabio refranero español, creo que ha llegado el momento de reflexionar y dar calabazas a la furtiva celebración de Halloween en nuestra tierra. Aquí llevamos flores a los camposantos, encendemos velas en recuerdo de nuestros ancestros, oficiamos misas en sufragio por las ánimas del purgatorio, y además disponemos de un rico patrimonio literario y etnográfico que adoba perfectamente el desarrollo de las celebraciones anteriormente referidas. Verdaderamente preocupante es que las administraciones competentes en materia de educación permitan lo que se está produciendo en los centros educativos en la actualidad. Aunque esto tiene una fácil explicación, despojar a la gente de su identidad comunal, permite el adoctrinamiento y manipulación del rebaño de borregos por parte de las elites políticas legitimadas por el embustero sistema electoral español. Creo que saben a lo que me estoy refiriendo. Ha llegado el momento de que cada palo aguante su vela, eso sí, a ser posible que la vela se encuentre en el interior de un estético guardabrisas, y no en el interior de una anaranjada calabaza de extraña procedencia.

GONZALO LOZANO ROSADO